Intervención del presidente del Consejo Comarcal en la Comisión de Despoblación y Reto Demográfico del Senado.

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Gracias Presidenta. Buenas tardes, señorías. Es para mí un grandísimo honor representar a El Bierzo en la Comisión de Despoblación y Reto Demográfico del Senado. Hoy seré el altavoz de miles de bercianas y bercianos que reclaman un futuro para su comarca, para nuestra tierra. Gentes que, como los habitantes de otros territorios que conforman la llamada ‘España vaciada’, sólo reclamamos para esas zonas de nuestro país justicia e igualdad.

Espero estar a la altura de tan alta responsabilidad y ser capaz de hacerles llegar la penosa situación que está aniquilando las esperanzas de muchos jóvenes de poder vivir en la tierra que les vio nacer.

El panorama no es mucho más halagüeño para quienes hemos podido continuar con nuestro plan de vida en la comarca, pues hemos sufrido una merma importante en la cantidad y en la calidad de los servicios que recibimos y seguimos esperando, pero que no acaban de llegar.

En pocas palabras, estamos asistiendo a una bipolaridad cada vez más patente entre una España que se moderniza y enriquece y otra España que se vacía y empobrece. Una España “de segunda” que aún no ha podido recuperarse de los drásticos recortes de años atrás. Una España que sigue esperando por esos proyectos que nunca llegan por culpa de las sucesivas crisis y también, por qué no decirlo, por la desidia de las administraciones que tienen la responsabilidad de invertir, y el dinero necesario para llevarlo a cabo. El Estado y las Comunidades Autónomas se olvidan de zonas que poseen innumerables recursos, pero que necesitan de sus inversiones y centralizan todo en las grandes ciudades, haciendo que el medio rural se vacíe, se quede sin vida.

Mi comarca, nuestra tierra, El Bierzo, está situada en el tercio occidental de la provincia de León, y está rodeada de montañas. Varios ríos, entre ellos el Sil, surcan sus frondosos valles y convierten a la comarca en un territorio idílico y único, con una historia, una cultura, unas costumbres y hasta un clima, singulares.

Este hecho diferencial fue reconocido legalmente por las Cortes de Castilla y León en marzo de 1991, convirtiendo a El Bierzo en la primera y única Comarca administrativa de toda la Comunidad Autónoma hasta la fecha. Actualmente, la Comarca está constituida por 38 municipios, siendo el más poblado Ponferrada, con cerca de 65.000 habitantes, y el menos poblado Barjas, con 172 empadronados y repartidos en sus 16 pueblos. Si hiciéramos una cuenta rápida, la media de habitantes por pueblo es de poco más de 10. Un dato estremecedor, pero lo es más comprobar que en algunas de estas localidades el número de habitantes no pasa de 2.

Aquella efeméride de 1991 fue la respuesta a una reivindicación histórica para una Comarca que llegó a ser provincia durante el Trienio Liberal del siglo XIX. Y es que, a nivel de población, rondamos los 124.000 habitantes, para una superficie total de 3.179 Km2.

Este año, por tanto, en El Bierzo estamos de doble celebración. Por un lado, recordamos el Bicentenario de la Provincia de El Bierzo y, por otro, nuestra Ley y la administración de gestión y representación de la Comarca, el Consejo Comarcal del Bierzo, cumplen 30 años.

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que El Bierzo gozó de un gran progreso gracias a un potente sector industrial formado fundamentalmente por la siderurgia, la minería del carbón y otros sectores productivos y las centrales térmicas. Estas potentes industrias generaron en el siglo XX crecimiento económico, empleo y bienestar. Fueron años de esplendor para la Comarca.

Quizás algunos de ustedes desconozcan que Endesa, la Empresa Nacional de Electricidad, S.A., nació en El Bierzo en 1944. Es importante recordarlo. Hoy, poco tiempo después del cierre de la central térmica de Compostilla II, se da la paradoja de que la sociedad berciana reclama a esta empresa que no se olvide de un territorio que tanto aportó a su crecimiento. Miles de hombres y de mujeres trabajaron duro para que Endesa llegase a ser la gran empresa que hoy es.

Ya no hay minas de carbón abiertas en El Bierzo y las centrales térmicas de Anllares y Compostilla II han apagado sus chimeneas para siempre. Poco queda del gran motor económico que fue la comarca y que significó tanto, no sólo para León y el resto de la Comunidad Autónoma, sino también para el conjunto de España. Y es que de las minas de carbón de nuestra provincia se alimentaban muchas de las calderas de calefacción de la ciudad en la que estamos ahora, Madrid.

La salud económica de El Bierzo ha quedado muy dañada, especialmente con la crisis mundial de 2008, pero también con lo referido con anterioridad. Y la falta de alternativas que pudieran absorber toda la mano de obra sobrante, con el cierre de minas y centrales térmicas ha derivado en una sangrante pérdida de población.

Les voy a ofrecer tan sólo un par de datos para que sean conscientes de la gravedad de la situación. El 1 de enero de 2019 El Bierzo contaba con 122.394 habitantes. En ese mismo año – en 2019 – perdió 1.373 y desde 2009, la pérdida alcanza los 14.000 habitantes, más de un 10% de pérdida de población en poco más de una década.

Y esta sangría de población no cesa porque, como ocurre en otros lugares, son muchos los jóvenes que tienen que marcharse de El Bierzo ante la falta de oportunidades laborales. Con mucha suerte podrán conseguir un empleo precario y poco acorde a su formación académica. Lamentablemente la tasa de paro juvenil es algo que preocupa mucho en todo el país y que debemos afrontar de forma global y urgente. Pero siempre hay zonas donde esta tasa es tristemente grande, y El Bierzo es una de ellas. En el año 2020 el paro se ha incrementado en nuestra comarca un 17,95%.

La situación que estamos viviendo por culpa de la pandemia ha venido a empeorar las cosas, especialmente en las zonas más castigadas por el fenómeno de la despoblación, como es la nuestra por los datos que acabo de facilitar. Las medidas para evitar la propagación del coronavirus han puesto en jaque a actividades de una gran relevancia económica para El Bierzo como la hostelería y el turismo. Un turismo como el de naturaleza o el gastronómico, en el que nuestra tierra ofrece destinos de primera calidad y que estaba ayudando a que la caída económica y, por tanto, de población, fuera menor.

El Bierzo, como otros tantos territorios de España, se resiste a morir. La mirada está puesta en su fecundo campo y en su riqueza patrimonial y paisajística. La agroalimentación y el turismo son los dos grandes sectores sobre los que se depositan las esperanzas de una ansiada recuperación económica. Pero no queremos y no podemos renunciar a nuestro pasado industrial porque lo consideramos absolutamente necesario para volver a la senda del crecimiento y la recuperación de población; o al menos, ser capaces de detener la pérdida.

La fabricación de vidrio, de palas eólicas, de acero y de productos de aluminio son algunos ejemplos de sectores productivos de la comarca. Y seguimos abiertos a la llegada de más industrias que quieran asentarse en nuestra comarca. Disponemos de suelo industrial y ofrecemos, como principal aliciente, la calidad de vida de nuestra tierra.

Tendríamos el viento a favor si no fuera por una amenaza que aniquila cualquier opción de progreso y desarrollo. Me refiero fundamentalmente a la falta de infraestructuras ferroviarias y de carreteras, así como la lamentable situación de servicios fundamentales como, por ejemplo, la sanidad. Y sé que no somos los únicos, pero no por eso debemos dejar de poner el dedo en la llaga.

En cuanto a comunicaciones, El Bierzo corre el serio peligro de acabar siendo una isla desconectada de la principal red ferroviaria del país. Nos rodean infraestructuras de Alta Velocidad, pero no tenemos ni siquiera una buena conexión con León, la capital de nuestra provincia. Por otro lado, los enlaces por carretera con algunos territorios, vitales para nuestro desarrollo, son pésimos porque los proyectos de mejora de infraestructuras existentes, o de nuevas infraestructuras, están paralizados o se ejecutan con una lentitud desesperante.

Si no llegan pronto, no conseguiremos ser una comarca atractiva para las inversiones. La autovía A-76, que unirá Ponferrada y Ourense, por ejemplo, es un proyecto importantísimo tanto para El Bierzo como para la comarca vecina de Valdeorras, en la provincia de Orense, porque también dará salida al sector extractivo de pizarra que existe en ambas comarcas, y que llevan demandando, por desgracia, demasiados años ya. Los primeros pasos administrativos para la construcción de esta autovía se dieron en 2005 y, desde entonces, los habitantes de estas dos comarcas anhelamos una consignación presupuestaria que dé el impulso definitivo a su construcción. Los 200 mil euros previstos para el presente ejercicio son absolutamente insuficientes y la actual carretera – la Nacional 120 – es sinuosa y pésima para la cantidad de tráfico que discurre por ella. Este vial nos uniría directamente con Vigo – uno de los polos industriales más importantes del noroeste español – y abriría un abanico inmenso de oportunidades al conectar nuestra comarca con uno de los principales puertos de mercancías de España. Arrastramos ya mucho retraso en este proyecto y reivindico, hoy aquí, sea prioritario en los próximos Presupuestos Generales del Estado.

Aún mayor olvido sufre la conexión entre El Bierzo y Asturias, una carretera que sería importantísima para la vertebración del norte de España y para la que aún no se han iniciado ni siquiera los trámites administrativos. La actual carretera entre la Comarca y el Principado es sinuosa y deficiente para dar servicio a las poblaciones de las comarcas leonesas de El Bierzo y Laciana, así como otras poblaciones asturianas que sufren de igual manera la falta de infraestructuras.

Precisamente hablamos de tres territorios afectados por el cierre de las minas de carbón, la pérdida de empleo y la despoblación. Es necesario que este proyecto no caiga en el olvido. Y la administración autonómica, la Junta de Castilla y León, debe implicarse económicamente, de una vez y con recursos propios, para la realización de esta infraestructura.

Urgente también es la mejora de las comunicaciones por tren. El Bierzo fue en el pasado un centro logístico de vital importancia en la red ferroviaria y ahora corre el riesgo de convertirse, como acabo de referir, en una isla rodeada de vías de alta velocidad, difícilmente accesibles para los pasajeros bercianos. Para que puedan hacerse una idea, les daré un ejemplo: un berciano tarda en llegar en tren desde Ponferrada a León (algo más de 100 Km) casi dos horas, lo mismo que tarda un habitante de la capital leonesa en llegar a Madrid, con más de 300 Km de distancia.

Es fundamental invertir en la mejora del ferrocarril a su paso por el puerto del Manzanal, la frontera geográfica entre El Bierzo y el resto de la provincia de León, para que los bercianos no nos quedemos definitivamente aislados por tren y podamos tener acceso a un medio de transporte que nos conectaría de forma rápida con la capital de España.

La falta de operatividad de la actual línea ferroviaria no sólo afecta a pasajeros, también perjudica seriamente el transporte de mercancías, vital para que El Bierzo sea un territorio atractivo para las empresas. Por este motivo, es fundamental impulsar la mejora de infraestructuras ferroviarias del Corredor Atlántico Noroeste y poner fin al “nudo” del Manzanal.

Al igual que las infraestructuras por carretera y tren, es fundamental mejorar las telecomunicaciones en las zonas rurales. Disponemos de un activo importantísimo, que es un entorno especialmente bello y tranquilo para trabajar.

Esto es algo que, aún siendo tan obvio, muchos descubrieron durante el confinamiento. El Bierzo es un lugar idóneo para el teletrabajo y para la implantación de empresas digitales. Si logramos mejorar las telecomunicaciones, podemos llegar a convertirnos en un polo de atracción para quienes desean alejarse de las grandes ciudades y vivir en un entorno rural o en una pequeña ciudad. Las ventajas son muchas: tranquilidad, calidad de vida, naturaleza, menos costes – por ejemplo, en alquileres – y cercanía, si por cercanía entendemos un viaje de dos horas en coche, a aeropuertos y puertos marítimos importantes, entre otros. Las nuevas tecnologías están revolucionando la manera de trabajar y han llegado para quedarse, como una alternativa de futuro para las zonas que, como la nuestra, sufren el fenómeno de la despoblación. Por supuesto, no somos únicos; existen muchas zonas en nuestra provincia, en nuestra comunidad autónoma, capaces de ofrecer esta calidad de vida, pero la administración autonómica debe implicarse para mejorar esas infraestructuras de telecomunicaciones, tan necesarias hoy en día.

Como les decía antes, la agricultura y el turismo son algunas de las opciones de futuro de una comarca que no se rinde y que ha apostado fundamentalmente por un desarrollo sostenible basado en sus potencialidades.

Nuestro sector agroalimentario no ha dejado de darnos alegrías. Con sus siete sellos de calidad: el vino, el botillo, la manzana reineta, la pera conferencia, el pimiento asado, la castaña y la cereza, la comarca es el territorio europeo con mayor número de distintivos de calidad por m² de superficie. Esas figuras de calidad son el estandarte, la punta de lanza, pero detrás de ellas hay todo un sector que produce muchas más cosas: conservas, miel, productos cárnicos, etc. El sector agroalimentario no se puede deslocalizar, es capaz de obtener productos de una altísima calidad aceptados por todos los mercados; es un sector que ha demostrado, y lo sigue haciendo, que tiene una serie de fortalezas que ante crisis económicas o medidas sanitarias extremas, sigue en pie, sigue funcionando. Es la mejor apuesta para frenar la despoblación en nuestra comarca, pero el proceso sigue siendo demasiado lento.

El primer producto en conseguir la denominación de origen fue el vino en 1989. En la actualidad, su Consejo Regulador cuenta con 79 bodegas inscritas y casi 9 millones de botellas comercializadas al año. Su crecimiento ha sido imparable, porque además somos la zona de Europa con mayor superficie de viñedo viejo. Y lo mismo que ha ocurrido con el resto de los productos que he citado antes.

Este crecimiento requiere cada vez más mano de obra cualificada y tierras para el cultivo. Pero nos encontramos con un panorama donde se producía un incremento del interés por el sector agrícola y, por otro lado, la existencia de una gran cantidad de fincas en desuso en manos de personas que, por edad o por otras circunstancias, no podían cultivarlas. Y a todo eso, el añadido del sistema de cultivos en El Bierzo, donde predomina el minifundio. Era necesario, por tanto, poner esas fincas a disposición de quien pudiera aprovecharlas. Para ello, en El Bierzo contamos con una herramienta que ha despertado el interés de otros muchos territorios por su eficacia para dinamizar el sector agrícola. Se trata del Banco de Tierras, una iniciativa creada por el Consejo Comarcal en 2013 y subvencionada desde entonces por la Diputación de León.

Su principal cometido es el de intermediar entre propietarios de fincas en desuso y profesionales de la agricultura o nuevos emprendedores que necesitan terrenos para iniciar su actividad. Como ya he referido, en El Bierzo no hay grandes extensiones de cultivo, el sistema es minifundista, lo que da a entender aún más la labor ingente que desde la institución que presido se lleva a cabo para evitar la pérdida de parcelas de cultivo en nuestra comarca.

Además de esto, cumplimos otra función importantísima profesionalizando el sector, gracias a las actividades formativas gratuitas para jóvenes que quieren incorporase al trabajo agrícola. También ponemos en marcha otras muchas actividades destinadas a promocionar el consumo y comercialización de productos locales.

En la actualidad este servicio del Consejo Comarcal gestiona 3 mil fincas. Más de 1.000 personas han participado en nuestras actividades formativas; hemos impulsado el nacimiento de la primera cooperativa agrícola de El Bierzo; también hemos colaborado con consejos reguladores y asociaciones, organizado rutas para ampliar el conocimiento de la población sobre los productos de calidad de la comarca y fomentado su consumo gracias a campañas de promoción.

Como ven, es una intensa actividad que demuestra la eficacia del servicio y que evidencia que los sectores agrario y ganadero – especialmente el primero – generan una importante actividad económica, vital para el asentamiento poblacional en el medio rural. Y hemos puesto en marcha los recursos necesarios, desde las administraciones públicas, para que se haga una realidad. Y les invito a venir a nuestra tierra a comprobarlo.

Las minas de carbón tuvieron un principio y un fin, sin embargo nuestro sector agroalimentario crece, se profesionaliza y su futuro es prometedor, porque además, se trata de actividades económicas arraigadas en el territorio; aquí no existe deslocalización. Ahora nos fijamos como objetivo la industria transformadora, que pueda aprovechar nuestra materia prima, pero para que esas empresas sean rentables lo más importante es mejorar las comunicaciones por carretera y por tren. El sector agrícola berciano ha demostrado, y lo sigue haciendo, que tiene una serie de fortalezas. Que ante crisis económicas o medidas sanitarias extremas, sigue en pie, sigue funcionando. Pero necesitamos dotarlo de herramientas. Estoy convencido, estamos convencidos en El Bierzo, que es la mejor apuesta para frenar la despoblación en nuestra comarca.

Iniciativas como el Banco de Tierras son la prueba de que el medio rural, la España vaciada, tiene una nueva oportunidad. Sin embargo, necesitamos el apoyo decidido de las administraciones autonómica y estatal, con una mayor implicación.

Desde hace años, el sector agrícola berciano viene reclamando a las administraciones competentes ayudas para modernizar los regadíos e instalar sistemas antihelada y antigranizo. Si conseguimos que esto ocurra y que El Bierzo modernice y amplíe sus conexiones ferroviarias y por carretera, estaremos ante un futuro próspero para el sector agroalimentario de la comarca.

Conseguiremos, estoy plenamente seguro, frenar la despoblación. El éxito del Banco de Tierras es el ejemplo de la eficacia del Consejo Comarcal, la administración que tengo el honor de presidir desde 2015, una administración cercana a la ciudadanía que, en coordinación con los ayuntamientos, es capaz de diseñar y gestionar servicios eficientes y acordes a la realidad que tan bien conocemos. Pero, insisto, es fundamental el apoyo de las administraciones que tienen capacidad económica para impulsar todo aquello que se ha demostrado que realmente funciona.

En este punto, quiero hablarles brevemente de la institución que represento. El Consejo Comarcal del Bierzo, como dije al principio de mi intervención, nació en 1991. Aquel año, el 14 de marzo, se reconoció por Ley la singularidad de la Comarca y el 11 de julio se constituyó el primer Consejo Comarcal. En la actualidad, nuestra institución gestiona competencias cedidas por la Diputación Provincial de León y por la Junta de Castilla y León relativas a la atención de personas en riesgo de exclusión social y menores; medio ambiente; asesoramiento a emprendedores, formación y empleo; promoción y gestión turísticas; asesoramiento jurídico y técnico a juntas vecinales y pequeños municipios, entre otras. El camino no ha sido fácil, pero en estos 30 años hemos demostrado ser un importante dinamizador para la comarca y nuestra institución se ha vuelto imprescindible en la tarea de descentralizar y acercar la administración a la ciudadanía, asumiendo labores que los pequeños municipios de nuestra comarca no pueden prestar a sus ciudadanos, por el elevado coste que ello supondría para sus arcas, y que el Consejo Comarcal del Bierzo lleva a cabo de manera totalmente gratuita.

Como he comentado, la promoción turística es una de las actividades que desarrolla el Consejo Comarcal a través del Patronato de Turismo. Tenemos mucha esperanza en este sector gracias al importante activo patrimonial, de diferentes ámbitos, que posee El Bierzo. Destacan el antiguo yacimiento aurífero romano de Las Médulas, con la impresionante obra de ingeniería que representan los canales que abastecían de agua el yacimiento, el Camino de Santiago – ambos Patrimonio de la Humanidad – y la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses, entre otros muchos atractivos. (Las imágenes que han estado acompañando a mi intervención son una muestra de lo que digo).

Y es que en estos últimos años, El Bierzo ha empezado a creer en su potencial turístico. Somos una comarca privilegiada y un destino excepcional para disfrutar de la naturaleza, de la historia y de la gastronomía. El futuro de este sector es prometedor y es, por tanto, una de las apuestas de desarrollo para nuestra comarca.

Proyectos como el Tren Turístico Ponfeblino, que busca recuperar el recorrido ferroviario que realizaba el tren minero entre Ponferrada y Villablino durante la época de esplendor de dicho sector, siguen avanzando lentamente, a pesar de que su puesta en marcha supondría un antes y un después para las comarcas de El Bierzo y de Laciana, que tanto han sufrido con el fin de la minería del carbón. Será un nuevo atractivo turístico y se abrirán nuevas vías de negocio para sus gentes. Quizás éste sea uno de los proyectos más ilusionantes en este momento para el turismo de nuestra comarca, por lo que supondrá de recuperación y puesta en valor del enorme patrimonio industrial que tenemos en El Bierzo, pero los pasos que se están dando al respecto están siendo muy lentos.

Como ven, ilusión y trabajo no faltan en una comarca que lucha por su supervivencia y lo hace con todas las herramientas que tiene a su alcance. También lo hacemos en las calles. No han sido pocas las ocasiones en las que la población berciana se ha manifestado a favor de lo que fueron sus sectores estratégicos, ha reclamado mejores infraestructuras, así como una sanidad pública y digna. Es lamentable que el Hospital El Bierzo no tenga los suficientes especialistas de oncología y que las personas que sufren cáncer tengan que desplazarse más de 100 kilómetros para recibir sus sesiones de radioterapia. Es inconcebible la falta de servicios sanitarios básicos de atención primaria, habitantes del medio rural muchos de ellos, para una población que ronda, entre El Bierzo y Laciana, los 150.000 habitantes.

Como he repetido en varias ocasiones a lo largo de intervención, esta falta de servicios e infraestructuras es un obstáculo importantísimo para la llegada de empresas, de inversores, y para el asentamiento de la población.

Hoy han escuchado al Presidente de la Comarca de El Bierzo, pero la descripción que yo les he dado de mi comarca bien podría ser la otros muchos territorios que no se resignan a morir, a desaparecer para siempre. Espero haber sido capaz de transmitir el clamor de todo un pueblo, de las gentes de mi tierra, que estamos poniendo todo de nuestra parte para lograr tener un futuro mejor, pero que necesita, que necesitamos, la solidaridad de todo un país.

Sólo llevando a cabo políticas reales que incidan en los sectores a desarrollar se podrá revertir la despoblación, la España vaciada, o en nuestro caso El Bierzo vaciado, León vaciado. Solo si la población tiene alternativas económicas en su zona podremos evitar que emigren. Sin actividad económica en los pueblos, en las zonas rurales, difícil es que los jóvenes permanezcan. Y si no tomamos cartas en el asunto, estaremos dejando pasar el tren del futuro de nuestra comarca, de nuestra provincia, por delante de nosotros sin poder cogerlo. Y les aseguro que me niego a resignarme.

Reitero mi agradecimiento al Senado, a la Comisión de Despoblación y Reto Demográfico, a su Presidenta, y a todos ustedes, senadoras y senadores, por la atención prestada, y quedo a su disposición para todo aquello que necesiten comentar. Y por supuesto, reitero mi invitación para que, quienes de ustedes no conozcan mi tierra, El Bierzo, vengan a visitarlo. Les aseguro que no les vamos
a defraudar.

¡Muchas gracias!